LAS ZAPATILLAS DE BAILE. AUTORA: DAYANA BUITRAGO CORREA.GRADO 5-1

La niña más caprichosa del país se llamaba Simoneta. Su madre era muy pobre y no tenía un buen trabajo para poder pagar sus deudas, vivir cómodamente y poder alimentar bien a su hija.

Simoneta era una niña muy hermosa, inteligente, despierta y lista, pero tenía un gran defecto: se encaprichaba de todo lo que veía cuando salía a los almacenes y tiendas, de tal manera que se ponía a llorar y pataleaba con el fin de que su madre accediera a sus caprichos, de esta manera convencía a su madre para que le comprara lo que ella quería, hasta el punto de dejar de comer para satisfacer los caprichos de su hija Simoneta; pero a ella no le importaban todos los esfuerzos que hacía su madre para complacer todos sus caprichos.

Cuando Simoneta cumplió sus siete años, vio unas zapatillas rojas de baile en unas de las vitrinas de un almacén y lloró a cantaros para que su madre se las diera, pero la zapatillas eran costosísimas, pero la madre no tenía ni siquiera para pagar la pieza donde vivían y por más que le suplicó a Simoneta que entendiera su situación, ella no quiso parar de llorar; la madre terminó comprando le las zapatillas a Sinoneta, saliendo del almacén con cara de angustia.

Iban caminando y de pronto apareció un señor de extraña presencia, pues su barba era mitad roja y mitad blanca, observó la situación y le lanzó un hechizo a las zapatillas. El hombre era un duendecillo y el hechizo que lanzó hizo que las zapatillas bailaran por si solas. La niña se divirtió al principio, porque no imaginó que las zapatillas la llevarían mucho más allá de los límites del pueblo.

Simoneta terminó bailando en medio del bosque y continúo bailando por días hasta que las zapatillas se desgastaron y se rompieron dejando a Simoneta descalza y muy lejos de su casa. Para regresar a su casa la niña tenía que recorrer varias leguas pero por más que se esforzaba, no lograba llegar.

Pero dentro de su habitación todo había sido un  sueño, el cual sirvió para que simoneta se diera cuenta de que todo lo que ella quería no lo podía tener y así aprendió a valorar el gran esfuerzo que hacía su madre para darle todo lo ella necesitaba.

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