CUENTO: ESCOMBROS.AUTORA: ERICA DANIELA ACEVEDO.GRADO 11.1

Agonizante está mi familia…En agonía vive la boca de sus estómagos, al igual que el mío. Claro está. Aunque me duele haber perdido a mis dos hijos…Aunque me hiera tener que aceptar no verles nunca más esos ojitos que invadían de inocencia este maldito lugar, me consuela el saber que tanto mi madre como mi padre, aún viven y están conmigo ahora. Pero…Todavía no me resigno a encontrarme hospedada en medio de estos escombros putrefactos y empapados, algunos, de lodo y, otros perturbados por mi propia esfera de sufrimiento.

El gobierno me ha prometido una remuneración a causa de la pérdida de mi ranchito y de mis dos hijos pero, es más que obvio que esa “ayuda” no es más que la fluidez de palabras que se dan de momento para dar ILUSIÓN ante los medios, a nuestras ruinas. Palabras que me han secado el cuerpo con su desengaño y que, probablemente, me extinguirán con prontitud.

¡Mi casita. Mi casita! , ahora, no es más que un recuerdo vago…El lodo ha conseguido hundir las esperanzas que en mi corazón habitaban antes de haberlo hecho. Sola me encuentro hoy. Mis padres están conmigo, lo sé, pero…el hecho de que me estén observando día y noche no es indicio de vitalidad, al contrario, por cada

segundo que pasa las palpitaciones aumentan. Sus ojos se desangran conforme llega la noche

 y las nubes, grises y amontonadas dan la bienvenida a una nueva tormenta.

Recuerdo esa noche…A la tumba se irán conmigo los escombros que ahora se reflejan en mi mente como si fuese su esclava…

Hace ya 30 días que vi morir a mis hijos bajo ese espantoso barranco que se les vino encima sin previo aviso.

Si yo estoy viva, realmente, es de milagro, puesto que mi cama se encontraba a 20 Cm de distancia de la pared lateral que cubría el cuarto de mis hijos… ¡No sé, en verdad…lo pienso y…imposible se me ha hecho creerlo!!! Mis padres y yo…en un mismo “cuarto”, si es que así se le puede llamar a la unión de tres bloques de ladrillo empacados en cemento y que, más que con facilidad se fatigan  con el chasquido “inútil” de una gota de lluvia…Luego, en vez de fatiga, siento pavor…angustia…desilusión…y…un vacío se ha incrustado en mí.

Mis padres no han comido debidamente, sus cuerpos se quejan, mas no se mueven.

Justo ahora pugno contra la maleza para buscar algún ranchito que haya sobrevivido a la masacre de anoche…

¡Tan sólo espero que cuando elimine de mi camino esa gigante muralla de tierra…ese confinamiento de carne y polvo, pueda yo encontrar ayuda y evitar que los 5 minutos de vida que a mis padres y a mí nos quedan, se disuelvan conforme cae la lluvia…!!!